un futuro, por ejemplo, si no le váis a dejar subir al sillón hay nueve meses para enseñarle que lo que antes podía ahora no, si los paseos antes eran de dos horas y ahora lo véis imposible hay que ir reduciéndolos y metiendo otros motivadores o buscar una persona que prosiga con el mismo ritmo del paseo. Tenemos que esforzarnos por anticipar todos esos cambios, en la medida de lo posible, para que nuestro perrete no asocie cosas negativas, como que ya no puedo entrar en esa habitación o menos atención con la llegada del bebé a casa.

Es importante que dejemos oler y reconocer al bebé, nuestros perretes priman el olfato a la vista.

Otra cosa importante es el lloro del bebé, si nuestro perrete se asusta o se inquieta tendremos que hacer ejercicios de contracondicionamiento que significa cambiar la asociación negativa por una positiva, cada vez que llore el bebé sacar un juguete con comida, un hueso, o algo que le encante para que se entretenga hasta que el bebé se calme.

Hay que estar muy atentos con las conductas de nuestro perrete, aunque sepamos que es dócil y estemos seguros de que nunca podrá hacer daño a nuestro bebé siempre hay que supervisar las interacciones entre ellos y si por cualquier motivo hay gruñidos o enseña los dientes, llamar a un profesional que nos ayude a poner solución y modificar ese comportamiento.

Por último y como consejo diría que lo mejor es llevarlo con la mayor naturalidad desde el primer momento y no prohibir a nuestro perrete conductas que antes tenía por la llegada del bebé. Tenemos que seguir estrictamente las pautas de desparasitación internas y externas y disfrutar de los buenos momentos siempre con supervisión.