Convivir con un ser de cuatro patas es maravilloso pero también es un fraude de amor, desde que llega a tu casa esa pelotilla de pelo y lo empiezas a disfrutar hay un pensamiento que pasa por tu cabeza y una pregunta que aunque no te la quieras hacer siempre está presente, ¿hasta cuando compartiremos la vida juntos? Y entonces sin querer empiezas a buscar a cuanto equivale un año de vida de un perro en humanos, o de gato, o de conejo y empiezas hacer cálculos mentales torturándote y pensando cuanto tiempo te queda para disfrutar de ese ser que acaba de llegar a tu vida.

Te torturas tanto que se te olvida mirar que lo que tienes a tu lado no sabe de estadísticas ni de lo que pasará mañana, que solo le interesa el presente y ahora y disfrutar el momento.

Cuando compartes tu vida con un ser de cuatro patas, se nos olvida disfrutar porque sufrimos pensando como será nuestra vida sin él cuando todavía sus ojos, aunque tengan cataratas te siguen mirando con la misma ilusión de cuando era un cachorro.

Ellos nos dan lecciones de vida diarias y nosotros las ignoramos por completo, nos intentan enseñar continuamente como hay que ser “animal” en esta vida, como vivir un CARPE DIEM que para los humanos es imposible vivir rodeados de tanto sufrimiento, rencor, envidias y odios. 

Cuando compartes tu vida con un animal  y ese compañero se hace viejo es muy duro y parece que te tiene que seguir enseñando como hay que ser de fuerte, como vivir en su CARPE DIEM de vivir cada día de su vida con alegría pese a su cojera, su ceguera, su incontinencia y mil achaques más. Tú sufres por sus achaques y su edad y dejas de disfrutar de esos trotecillos en el parque que te regala o esa sonrisa porque ha encontrado un brote fresco del mejor césped después de un día de lluvia o ese menear del rabete porque se ha encontrado con Toby su mejor amigo desde hace 10 años. Te quieres agarrar con todas tus energías a él para que no te deje nunca sola, porque piensas que tu vida será incompleta sin él, pero realmente es tan grande todo lo que te enseña un animal durante toda su convivencia que siempre, siempre convivirá contigo, por eso nunca hay que buscar cuanto dura un perro, un gato, un conejo, porque son inmortales, te cambian tanto y te enseñan tanto que realmente nunca desaparecen de tu vida.

Cuando compartes tu vida con un animal es un fraude en el amor porque no estamos preparados para que alguien que queremos con locura se nos vaya tan pronto, no lo estamos y nunca lo estaremos, pero por lo menos intentemos vivir con las lecciones de vida que nos dan y vivir cada día olvidándonos de lo malo del día anterior y vivir lo bueno del presente.

DISFRUTA DEL MOMENTO Y SÉ ANIMAL…. SÉ MÁS PERRO PARA SER MÁS FELIZ